domingo, 8 de enero de 2012
Molina se topa con Aduriz
Aritz Aduriz, poco habitual en los planes de Emery, chafó el estreno de otro entrenador, José Francisco Molina, que ya contaba con los tres puntos y acabó quedándose con las ganas por culpa del vasco. Zapata despejó mal un balón en el 87' y el delantero che remató con rabia para empatar un partido que ganaba 2-0 el Villarreal. Molina hubiese dado la vida por encontrar otro guante que se hubiese interpuesto en el camino.
El Villarreal se acordó de que hay cosas que hace francamente bien, pero acaba la jornada en zona de descenso después de sumar un punto que sabe a muy poco después de tener un premio entre las manos. Aprovechó dos despistes rivales para marcar, pero el Valencia se levantó y acabó consiguiendo lo mismo que los amarillos. Nadie tuvo sentimientos con el Villarreal, que sabe que, a pesar de cambiar de cara, lo que vale en esto del fútbol es lo que todos sabemos.
El derbi no decepcionó y reunió todos los ingredientes de los buenos platos: tensión, llegadas y alternativas, muchas alternativas. El mejor cocinero fue Borja Valero, un tipo de buen paladar. El balón nunca fue maltratado. En los que vinieron de visita destacaron los insistentes como Feghouli, cabezón como Emery.
Las dudas son malas consejeras
El Villarreal se vio ganando 2-0 por pillo. Sería por el cambio de entrenador, pero los castellonenses estuvieron más despiertos que nunca para hacer dos goles en dos despistes del Valencia, horrible en la defensa de las jugadas a balón parado y en otro tipo de situaciones. Rami y Víctor Ruiz no tuvieron una buena noche y quedaron retratados por Ruben y Nilmar, que la liaron dentro del área para abrir el marcador en el minuto 14, obra del argentino, que definió con mucha clase delante de Alves. Cuatro después, el que marcó fue Gonzalo, rematador en alfombra roja en una falta botada por Valero.
Seguramente no mereció tal castigo el equipo che, pero la duda no triunfa en este deporte. Por eso mismo se fue a por el Villarreal sin miedo al qué dirán, por eso mismo centró Miguel y por eso mismo cabeceó Feghouli en el 41' para hacer el 2-1.
Tras el descanso, el equipo de Emery siguió confiando en lo que creía que le pertenecía y empató al límite del mal. Fue Aduriz el que no quiso que Molina fuese feliz en su primer día de clase. Aritz no lo consintió.
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