Aduriz firma su noveno gol para igualar su mejor marca anotadora anual en Liga como rojiblanco.
Aritz Aduriz siempre está. Es el jugador franquicia de este Athletic. Sus goles, nueve en Liga, mantienen al conjunto rojiblanco con vidilla. El donostiarra se ha ganado su rol. Ayer volvió a salir al rescate. Lo hizo en la primera ocasión que disfrutó él y el equipo. Fue un tanto marca de la casa. De cabeza. De todo un 9. Aduriz, por tanto, dio los tres puntos a los leones, que cumplieron el primer objetivo hasta final de año. Mallorca y Zaragoza, en este orden, deben ser las próximas víctimas del Athletic, ayer el más pragmático de la era Bielsa.
Aduriz presume de una nueva juventud. Asoma su mejor versión. Su cuenta anotadora va in crescendo y en solo quince jornadas de Liga ha igualado su mejor marca anual como jugador del Athletic, que databa de la temporada 2006-07, cuando aquellos nueve goles valieron para que la entidad bilbaina evitara el desolador descenso. El rojiblanco luce pegada y el conjunto de Marcelo Bielsa, que cada vez debe estar más agradecido a la Junta Directiva por recuperar a un futbolista que él no había pedido, rentabiliza una plusvalía que se paga a precio de oro.
El pichichi del Athletic, al que el menor de los Teixeira Vitienes anuló otro tanto en el segundo acto por fuera de juego, no perdonó en la primera que tuvo, lo que delata su inspiración divina. Aduriz ha visto puerta en seis partidos ligueros -ha firmado otros tres en la ya finiquitada Europa League- y, con la excepción de su doblete en Mestalla, sus dianas han generado 13 de los 18 puntos que atesora este Athletic, aliviado con un triunfo que necesitaba como agua de mayo.
Solo hay que echar una vistazo a su hoja de servicios. El donostiarra, camino de rebasar también sus mejores registros en el Mallorca (12 goles en la temporada 2009-10) y en Valencia (10 en la 2010-11), se estrenó ante el Valladolid, en lo que supuso el primer triunfo de los rojiblancos este curso, al inaugurar el marcador y seis minutos después Susaeta puso la guinda; se lució en Cornellà-El Prat frente al Espanyol con un doblete majestuoso para arañar un punto en el tramo final; marcó, como ocurrió ayer, el único tanto de la victoria bilbaina sobre Osasuna; llegó después el baldío doblete en Valencia, repitió su perfil bigoleador en Los Cármenes, donde el Athletic consumó su primer éxito foráneo; y resurgió ayer tras una sequía de tres partidos.
BUENA LECTURA Aduriz, que desveló haber jugado con molestias en un hombre, puso la rúbrica a un triunfo regenerativo para el Athletic, que deja la zona de descenso a seis puntos, la misma distancia que le separa de la zona europea, el prioritario objetivo marcado después de la prematura despedida de una competición continental que tanto éxtasis produjo el ejercicio anterior en toda la masa social.
El Athletic es consciente de que se tiene que enganchar a la Liga. Los tres puntos ante el Celta se entendían como vitales antes de rendir visita al deteriorado Mallorca de Joaquín Caparrós, que se reencontrará con su exequipo, y recibir al Zaragoza en San Mamés, que cierra el calendario de este año. El conjunto rojiblanco se aseguró el triunfo con una propuesta menos bielsista, ya que el rosarino leyó la importancia del resultado y se blindó por momentos en defensa, sobre todo para espantar el temor a desenlaces frustrantes en los minutos finales, muy frescos en la memoria del personal.
Bielsa dejó en la banqueta a Iker Muniain, lo que se interpreta como un pequeño castigo o lección según se mire, una decisión novedosa, porque el navarro siempre ha comparecido de inicio sin mediar lesión o sanción. El txantreano, que precisamente no atraviesa por su mejor momento, tuvo quince minutos para reivindicarse, mientras que Fernando Llorente se resignó a calentar durante todo el segundo periodo, por lo que no participó al igual que hace cuatro jornadas, cuando el Athletic selló ante el Sevilla su anterior triunfo liguero.
Fue la tarde en que Jonás Ramalho dio un pasito adelante en su crecimiento como futbolista y en la que Mikel San José se llevó una alegría al cuerpo, ya que rescató parte de sus mejores sensaciones, curiosamente en su versión de centrocampista. Se trataron de las otras dos buenas noticias de un triunfo con la marca de Aduriz.
Aritz Aduriz siempre está. Es el jugador franquicia de este Athletic. Sus goles, nueve en Liga, mantienen al conjunto rojiblanco con vidilla. El donostiarra se ha ganado su rol. Ayer volvió a salir al rescate. Lo hizo en la primera ocasión que disfrutó él y el equipo. Fue un tanto marca de la casa. De cabeza. De todo un 9. Aduriz, por tanto, dio los tres puntos a los leones, que cumplieron el primer objetivo hasta final de año. Mallorca y Zaragoza, en este orden, deben ser las próximas víctimas del Athletic, ayer el más pragmático de la era Bielsa.
Aduriz presume de una nueva juventud. Asoma su mejor versión. Su cuenta anotadora va in crescendo y en solo quince jornadas de Liga ha igualado su mejor marca anual como jugador del Athletic, que databa de la temporada 2006-07, cuando aquellos nueve goles valieron para que la entidad bilbaina evitara el desolador descenso. El rojiblanco luce pegada y el conjunto de Marcelo Bielsa, que cada vez debe estar más agradecido a la Junta Directiva por recuperar a un futbolista que él no había pedido, rentabiliza una plusvalía que se paga a precio de oro.
El pichichi del Athletic, al que el menor de los Teixeira Vitienes anuló otro tanto en el segundo acto por fuera de juego, no perdonó en la primera que tuvo, lo que delata su inspiración divina. Aduriz ha visto puerta en seis partidos ligueros -ha firmado otros tres en la ya finiquitada Europa League- y, con la excepción de su doblete en Mestalla, sus dianas han generado 13 de los 18 puntos que atesora este Athletic, aliviado con un triunfo que necesitaba como agua de mayo.
Solo hay que echar una vistazo a su hoja de servicios. El donostiarra, camino de rebasar también sus mejores registros en el Mallorca (12 goles en la temporada 2009-10) y en Valencia (10 en la 2010-11), se estrenó ante el Valladolid, en lo que supuso el primer triunfo de los rojiblancos este curso, al inaugurar el marcador y seis minutos después Susaeta puso la guinda; se lució en Cornellà-El Prat frente al Espanyol con un doblete majestuoso para arañar un punto en el tramo final; marcó, como ocurrió ayer, el único tanto de la victoria bilbaina sobre Osasuna; llegó después el baldío doblete en Valencia, repitió su perfil bigoleador en Los Cármenes, donde el Athletic consumó su primer éxito foráneo; y resurgió ayer tras una sequía de tres partidos.
BUENA LECTURA Aduriz, que desveló haber jugado con molestias en un hombre, puso la rúbrica a un triunfo regenerativo para el Athletic, que deja la zona de descenso a seis puntos, la misma distancia que le separa de la zona europea, el prioritario objetivo marcado después de la prematura despedida de una competición continental que tanto éxtasis produjo el ejercicio anterior en toda la masa social.
El Athletic es consciente de que se tiene que enganchar a la Liga. Los tres puntos ante el Celta se entendían como vitales antes de rendir visita al deteriorado Mallorca de Joaquín Caparrós, que se reencontrará con su exequipo, y recibir al Zaragoza en San Mamés, que cierra el calendario de este año. El conjunto rojiblanco se aseguró el triunfo con una propuesta menos bielsista, ya que el rosarino leyó la importancia del resultado y se blindó por momentos en defensa, sobre todo para espantar el temor a desenlaces frustrantes en los minutos finales, muy frescos en la memoria del personal.
Bielsa dejó en la banqueta a Iker Muniain, lo que se interpreta como un pequeño castigo o lección según se mire, una decisión novedosa, porque el navarro siempre ha comparecido de inicio sin mediar lesión o sanción. El txantreano, que precisamente no atraviesa por su mejor momento, tuvo quince minutos para reivindicarse, mientras que Fernando Llorente se resignó a calentar durante todo el segundo periodo, por lo que no participó al igual que hace cuatro jornadas, cuando el Athletic selló ante el Sevilla su anterior triunfo liguero.
Fue la tarde en que Jonás Ramalho dio un pasito adelante en su crecimiento como futbolista y en la que Mikel San José se llevó una alegría al cuerpo, ya que rescató parte de sus mejores sensaciones, curiosamente en su versión de centrocampista. Se trataron de las otras dos buenas noticias de un triunfo con la marca de Aduriz.
Fuente: Deia
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